Chapter 1
Destino sellado
El aire fresco de la mañana no me daba alivio. Corría con prisa por las calles de la ciudad, sintiendo que mi corazón se aceleraba mientras esquivaba a los transeúntes. **Tenía que llegar a tiempo.**
Cuando finalmente crucé la puerta de la oficina postal, me vi reflejada en el vidrio , con el cabello alborotado , mis mejillas sonrojadas por la carrera, mi respiración agitada con trazos de ansiedad en mi rostro, traté de recuperar el aliento,y entre a la oficina.
-Señor Robert, ya llegué -anuncié, intentando sonar tranquila.
Pero su mirada fría ya me había sentenciado.
-Llegas tarde -respondió sin rodeos.
Fruncí el ceño, sintiendo un pequeño impulso de rabia.
-Pero apenas son las 7:20 a.m., y el reparto empieza a las 7:30.
Robert cerró un libro con un golpe seco sobre su escritorio.
-Sí, pero debías estar aquí 20 minutos antes. Además, llevas dos días llegando tarde, y los correos no se han entregado a la hora que es.
Abrí la boca para justificar me.
-Ayer había mucho tráfico...
Pero él ni siquiera me dejó terminar.
-Sí, sí, sí. Ya conozco tus excusas. Ponte a trabajar antes de que sea más tarde.
Tragué mi orgullo y fui a cambiarme. Me puse el uniforme y salí a hacer mi recorrido, entregando cada carta con la misma dedicación de siempre, aunque mi mente no dejaba de dar vueltas.
Al regresar, Robert me extendió el pago, pero su expresión me hizo sentir que venía algo más.
-No vuelvas mañana. Estás despedida.
Mi cuerpo se tensó. Mis ojos color avellana se abrieron de par en par. **No, no podía ser.**
-No, señor, por favor... Le prometo que seré más puntual, que no volveré a llegar tarde. Pero no me despida.
-Ya está dicho. Márchate.
Mi garganta se secó.
-Señor, encontrar trabajo ahora es casi imposible. Nadie está contratando.
Él soltó un suspiro impaciente.
-Tuviste tu oportunidad. Ahora vete.
No hubo más palabras. Solo el sonido de mis pasos está alejándose de la oficina postal.
Cuando llegué a casa, vi a mi amiga esperándome afuera.
-¡Hola, Yunli! ¿Cómo te fue? -preguntó con una sonrisa.
Respiré hondo y forcé una expresión tranquila.
-Estoy bien. Me despidieron.
Su rostro se reflejó en sorpresa.
-¿Qué? No puedo creerlo.
-Sí... Llegué tarde y me despidieron. Busqué en otros lugares, pero nadie me ha dado trabajo.
Intenté cambiar de tema.
-¿Qué dieron en clases?
-Matemáticas. Aquí están las tareas, tienes que copiarlas y estudiarlas.
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